Dibujo de la época con La Niña de los Peines en primer plano. |
Cuando comienzan a surgir decididamente los profesionales del cante, el baile y el toque, ciertos sectores de la intelectualidad afines a la generación del 27 empiezan a temer por «lo puro». Maestros como Manuel de Falla o Federico Garcia Larca tienen una visión apocalíptica del flamenco, ya que para ellos éste debe ser un arte del pueblo, reducido a la minoría andaluza, y no un estilo comercializable. El temor por la pérdida de lo que ellos llaman «pureza» les lleva a crear el Primer Concurso de Cante Jondo, celebrado en Granada en 1922, en el que la única exigencia era que los aspirantes fueran desconocidos, gente del pueblo, y no figuras ya consagradas en los cafés cantantes. El certamen lo ganó el moronense asentado en Puente Genil Diego Bermúdez Cala el Tenazas, y se le hizo una mención de honor a un niño de trece años llamado Manuel Ortega Juárez, que a la postre resultaría ser el célebre Manolo Caracol. Pero las pretensiones de los creadores de aquel concurso no medraron y, pese a los esfuerzos por devolver el flamenco al pueblo, el género no sólo siguió profesionalizándose, sino que los aficionados fueron testigos de una revolución que se acrecentó con los discos de pizarra.
Este concurso fué organizado por varios intelectuales artistas y grandes músicos como Miguel Cerón, el escritor Manuel Jofré, el compositor Manuel de Falla, el escritor y músico Federico García Lorca y el compositor y guitarrista Andrés Segovia.
Miguel Cerón, Manuel Jofré, Manuel de Falla, Federico García Lorca y Andrés Segovia |
El jurado de aquel famoso e histórico concurso estaba presidido por D. Antonio Chacón considerado en aquella época una de la más alta autoridad del cante. Le acompoñaban los dos grandes del cante Gitano Andaluz de entonces: Manuel Torre y Pastora Pavón, (Niña de los Peines).
Manuel Torre (1878, Jerez de la Frontera (Cádiz), 1933) |
Pastora Pavón "Niña de los Peines" (Sevilla, 1890, 1969) |
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